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Desde el punto de vista humano o de la Sicología es el conjunto de rasgos que son propios de un individuo, estos caracterizan al sujeto frente a los demás, también puede definirse como la conciencia que una persona tiene de sí misma que la distingue de las otras personas. La construcción o afirmación está fuertemente influenciada por la herencia y también por el ambiente en el que he crecido y desarrollado es sumamente dinámica; en la medida que voy creciendo también voy afirmando mi identidad, es decir voy teniendo conciencia de quien soy, influye en esto el cómo me veo a mí mismo, y de cómo me ven los demás.

La identidad constituye también un sistema de símbolos y de valores que permite afrontar diferentes situaciones cotidianas. Opera como un filtro que ayuda a decodificarlas, a comprenderlas para que después funcione. Esto explica que frente a tal situación, un individuo, con sus valores y su modo de pensar, de sentir y de actuar reaccionará probablemente de una manera definida. Para esto se cuenta con un repertorio de formas de pensar, de sentir y de actuar que, en un momento dado, se puede combinar. Este repertorio está en constante recreación.

Así construyo una identidad propia e íntima (como me veo) y otra colectiva que me da un sentido de pertenencia, una proyección y un sentido social, es decir rodeada de otras personas que piensan, actúan y se proyectan de manera similar a como yo lo hago (tengo una identidad como ciudadano, sentirme parte de un grupo con características propias como hincha de algún club deportivo, alguna tribu urbana, seguidor de algún artista, de donde provengo, del color de mi piel, etc.)

Esto además va definiendo (la identidad) la cultura e idiosincrasia de una nación, se definen a partir de ella  conceptos como el patriotismo, la identidad nacional, pertenencia y orgullo patrio, sentido de la solidaridad con mis pares, conciencia social, etc.

Además la identidad en las personas puede verse afectada, en la medida que se va teniendo conciencia de uno mismo y los demás por diferentes situaciones, buenas y malas, conceptos de vida que me van moldeando y haciendo la persona que soy; así como ejemplo yo puedo ser una persona abusada en mi niñez y esa mala experiencia vivida me  va transformando poco a poco a tener características visibles e invisibles que indican ese abuso, yo aprendo a vivir con ella, se aloja en mi carácter, y afecta  mi forma de relacionarme con los demás y en la forma como me veo a mí mismo.

Vivíamos como dice la palabra sin Dios en el mundo, sin mayores preocupaciones de lo que podría pasar con nosotros en el futuro, muchos sufriendo situaciones en silencio, muchos indolentes, llenos de pereza, otros viviendo en el seno de sus familias abusos callados, otros inmersos en la simpleza de vivir el día a día sin mayor esperanza, otros vidas empaquetadas de religiosidad, otros arrastrando tristezas, llenos de vicios que me hagan olvidar mis realidades, viviendo dobles vidas, afanados por el éxito y la fama, con ataduras y complejos , escondiéndonos del resto, viviendo con caretas, vidas falsas de apariencias, llenos de odios, en profunda rebelión si saber por qué.

2 Timoteo 3:1-5   

"También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos. 2 Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin templanza, crueles, enemigos de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, engreídos, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. A esos, evítalos".

Vivíamos sin saberlo sin esperanza en el mundo y en algunos casos aunque vivíamos  rodeados del amor de nuestros padres no teníamos la capacidad de cambiar lo que por dentro nos impulsaba a la rebelión y al desamor.

Vivíamos y llevábamos por todo lugar nuestros sueños rotos, una gran inconformidad sin saber porque, pues a pesar de todo el esfuerzo que poníamos en ser mejores nuestra propia naturaleza  caída nos recordaba que no lo lograríamos, en definitiva nuestra identidad, sin nosotros saberlo con certeza, era de hombres y mujeres identificados con la muerte, corrompidos, sin esperanza donde nuestro fin  estaba  definido por el príncipe de este mundo.

Hasta que…

Bendito el día en que Jesús salió a nuestro encuentro, se cruzó en nuestro camino con su Amor,  habló a nuestro corazón, llenando por algunos momentos de su Gloria mi vida y puso su palabra en mi corazón, la que como un destello de luz cruzo mi vida trayendo convicción de mis pecados y de mi lejanía, esa experiencia me boto al suelo, a lo mejor no físicamente, pero algo ocurrió en mi espíritu que se postro delante de su majestad y  reconociéndole  como lo que es,  El Señor; quede por algunos instantes seco, sin argumentos, con sed, con una gran sed de Él y por primera vez en mi vida supe, de verdad, que El Señor era real y que me ama profundamente, desde ese día procuré tener más de Él, busque estar en su presencia, creció el anhelo de conocerle, de llenarme de sus promesas y su vida, sin saber cómo, así como  el ciego que Jesús sanó en la orilla del camino, lo único que tenía como testimonio de lo sucedido era, “hermanos israelitas no se quien hizo esto conmigo pero les puedo decir una sola cosa yo antes estaba ciego pero, ahora veo”.

Surgió ante esto, de lo más profundo de mi vida de mi corazón un Sí Cristo, toma mi vida, ya no quiero vivir lejos de ti, en ese momento y en virtud de esa confesión, el Espíritu Santo empezó a preparar mi camino para el Reino.

Mi nueva Identidad

En Pentecostés, ante el primer discurso de Pedro, aquellos hombres y mujeres que fueron atraídos por las señales visibles de la llenura del Espíritu Santo, fueron impactados por la palabra dicha por Pedro. Fue tanto el impacto de ella por la acción del ES que confesaron su necesidad y manifestaron su dependencia y rendición “varones hermanos, que haremos” este cuadro va definiendo lo que es la vida en el Reino La puerta, el camino y la meta. Dios nos mete en su proyecto, en su cuerpo, nos hace ser parte de su edificio y lo primero que define y trasmite a nuestro espíritu, es su Señorío.

Pedro además de proclamarles la verdad del evangelio de las buenas noticias (kerigma), la proclama y, ante el efecto de esa proclama definida por la rendición a El Señor, les expone la doctrina (didache)

Hechos2: 26-29

"36 »Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo.»

37 Al oír esto, se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:

—Hermanos, ¿qué haremos?

38 Pedro les dijo:

—Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo, 39 porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llame"

Cuando me arrepiento, tengo conciencia del pecado de estar lejos de Dios, rebelión que trajo muerte a mi vida, poniendo su Señorío en el centro de mi vida y doy el paso voluntario de identificarme en la muerte y resurrección de Cristo en el bautismo por agua, el Señor nos imparte la promesa del Espíritu Santo. Y como dice la palabra “ya no vivo yo más Cristo vive en mí…” Galatas 2:20 mi vida es transformada de adentro hacia afuera por la acción gloriosa del Espíritu Santo.

Acá ocurren dos acciones que definen mi identidad, una automática que ocurre en los cielos, en la tierra y en todo lugar dejando constancia espiritual y gloriosa que yo he pasado de muerte a vida, que estoy sentado junto con Cristo en lugares celestiales insertados en su cuerpo, su Iglesia, donde  ya el enemigo de Dios  no tiene potestad sobre mi vida, que he sido libertado de la vana manera de vivir, por lo que hay libertad, esto para ser transformado, santificado y proyectado en su Reino esto hasta lograr  la estatura de Cristo Efesios 4:13

La acción gloriosa de la sangre del Cordero de Dios vertida por mí en la cruz  hizo posible esto, es decir me dio una nueva vivencia en Dios para siempre. Como dice

 

1Pedro 2:9

"9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;"

 Es decir tengo una nueva identidad que me define en lo íntimo como individuo frente al Reino y ya Tengo un Padre que me ama y acepta en mi nueva condición, tengo un hermano mayor Jesús el Señor con el cual soy coheredero Romanos 8:17

Y tengo otros hermanos con los cuales conformo el cuerpo de Cristo en la tierra y que tienen mi misma condición espiritual, esto sin distingos de sexo, raza, nacionalidad ni condición. Es decir ya no dependo de lo que me diga el enemigo de Dios, debo empoderarme de mi nueva nacionalidad e identidad, cuando? Todos los días a cada momento y decir como Jesús “el príncipe de este mundo viene pero en mi nada tiene…”

El Espíritu Santo llega a mi espíritu y se hace uno con el y ese hombre interior va transformando todo  mi ser haciendo visible en todo mi ser su presencia y su transformación. A partir de ese momento me vuelvo un testigo de su Reino, ya no hago las mismas cosas de antes, ni vivo igual que antes, sino que mi identidad pasa de ser un hombre una mujer lejos de Dios a ser un hijo de Dios por adopción, un siervo que ya no hace su propia voluntad sino la voluntad de su Señor al que ama y un discípulo que cree todo lo que Cristo dice y hace todo lo que Cristo manda, en uno que está aprendiendo a vivir de acuerdo al proyecto de Dios, para la Gloria de El.

Ahora mi nueva identidad me impulsa a estar cada día cerca de mi Padre, a buscar la comunión con El, buscar, escudriñar a pedir revelación al Espíritu Santo de la palabra para buscar presentarme cada día ante El aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que no tiene doble identidad que pone al Señor en todo lo que hace, piensa y busca hacer su voluntad y tiene entregado a los pies, rendidos ante su presencia sus sueños, esperanzas, metas, y aun su propia vida. Es su voluntad que no haya algo mas grande en nuestra vida que El Lucas 14:26.

26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

 Es su voluntad que vivamos Llenos del ES Romanos 8:12-14

12Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, 13porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.…

La obra del Espíritu Santo es de transformación, de Santificación y de capacitación en mi interior y esto va ocurriendo en la medida que voy muriendo a mi antigua naturaleza, dejando que su obra tome control de todo lo que hago, pienso y creo. Cuando Pablo en Romanos dice que andar en la carne es muerte pero andar en el Espíritu es vida y paz se refiere a todo esto expuesto, solo el Espíritu Santo es quien puede hacerlo. Aleluya al Señor.

Mi identidad en mi relación con otros

Además de hacer esa grandiosa obra en mi interior es la voluntad del Señor que seamos testigos para el mundo de su Reino y que discipulemos las naciones, que vayamos al  mundo para ir en rescate de todos aquellos que siendo herederos de la salvación están ciegos en el mundo. Esta misión no es individual, es una tarea entregada a la Iglesia, si queremos ser realmente efectivos en esta tarea debemos accionar como el cuerpo de Cristo en la que yo soy un miembro de ese cuerpo con una función específica dada por el Señor para ser efectivos  en la tarea. Estoy llamado a ser piedra viva del edificio de Dios, si vamos individualmente a hacer lo que el Señor nos pide no seremos lo suficientemente efectivos en la tarea. Debemos amar la sujeción el estar vinculado a otro, a valorar a mi hermano, a

respetar a los que han sido puestos como autoridad a identificarme con mi comunidad en donde el Señor me ha puesto, a orar por ellos, cuidar a los más pequeños, a los débiles en la fe soportar en amor, apartar la queja de mi corazón que ha levantado altivez y argumentos en contra de la voluntad del Señor, sino que como dice la palabra en 2 Corintios 10:4-6

4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,

5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

 

No podemos ser efectivos en la batalla solos, debemos buscar, amar, cuidar y fortalecer la unidad, si hay cualquiera señal de independencia, de autosuficiencia, de capacidad propia, de anhelos de liderazgo con un espíritu de orgullo, debemos renunciarlo,  tener y mantener ese sentir que hubo en Cristo Jesús expresado en Filipenses 2:5-11

 

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús:

6 Él, siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo,
tomó la forma de siervo
y se hizo semejante a los hombres.
8 Mas aún, hallándose en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte,
y muerte de cruz.
9 Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas
y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
10 para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.

 

Como conclusión a lo expuesto, debemos examinarnos y pedirle al Padre que se haga su voluntad solamente en mi vida y en la de mis hermanos esto para que mi identidad en el se refuerce, haciéndome un siervo conforme a su corazón, desechando todo aquello que atente contra la unidad y contra la voluntad del Señor, esto para que el Reino del Señor venga a nosotros y se haga manifiesto.

Es responsabilidad de cada uno el ser Iglesia, amando la unidad, la restauración de su cuerpo para que juntos tengamos además de una Identidad clara de Cristo en nuestras vidas tengamos una identidad  de cuerpo acá en la tierra que defina lo que el Señor espera de su Iglesia que sea sal y luz del mundo; todo esto para la Gloria de su Nombre.

La Identidad

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